Donde se demuestra el poder y virtudes del talismán
LLamado: "El Dragón Rojo"
Hiriam Abid, hijo de una hebrea viuda, de la tribu de Leví,
era un notable arquitecto y grabador en metales. La reina de Tebas,
que conocía sus grandes cualidades, le ordenó que se presentara
al sabio Salomón en ocasión de hallarse este gran Rey preparando
la construcción del templo de Jerusalén, y esta misma alma
proporcionó también todas las maderas de cedro del Líbano que
fueron necesarias para la edificación del referido templo.
Salomón concedió a Hiriam el cargo de arquitecto superior y
le inició a la vez en los sagrados misterios de las "ciencias ocultas",
a las cuales debía el conocimiento de la verdadera sabiduría.
Luego que fue iniciado en todas las ciencias, le hizo donación de
un pequeño dragón rojo de metal, hecho de tal forma, que el mismo
Hiram que era un excelente grabador, quedó admirado.
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