Como todas las evocaciones, ésta debe realizarse por la noche y en las condiciones ya mencionadas. El día para evocar a Guland es el sábado. Con la espada d eAdonay trazarás dos circunferencias concéntricas, y en el espacio comprendido entre ellas, escribirás las palabras siguientes: ATRAS GULAND - ATRAS GULAND - ATRAS GULAND. En el centro del círculo trazarás con carbón consagrado los signos cabalísticos correspondientes.

El fogón lo colocarás en la parte exterior del círculo, peo muy cerca de él. Los perfumes que debes quemar son los de Saturno. Harás el sacrificio del gallo, pronunciando las palabras que siguen: "Soberex kailos englabis. Recibe, ¡oh Guland!, la sangre de esta víctima que sacrifico en tu honor". Los signos de la tirilla que necesitas para esta evocación los hallaras en la figura siguiente:

Entra en el círculo con las precausiones necesarias y recita el siguiente conjuro a Guland:
"CONJURO et confirmo super vos Caphriel, vel Cassiel, Machatori et Serakiel, angeli fortes et potentes, et per nomen Adonay, Adonay, Adonay, Eye, Eye, Eye, Acim, Acim, Acim, Cados, Cados, Cados, Ina vel Ima Ima, Saday, Ya, Sar, Domini formatoris saeculorum, qui in septimo die quievit, et per illum qui in beneplacito suo filis Israel in hereditatem observandum dedit, ut eum firmiter custodirent et sanctificarent ad habendam inde bonam in al saeculo remunerationem; et per nomine Angelorum servientium in exercitu septimo, Bovel, Angelo magno et potenti principi, et per nomen stella, quae est Saturnus; et per Sanctum sigillium ejus, et per nomina predictae super, conjuro te, Caphriel, qui praepositus es diei septimo, quae est dies Sabbati, quod pro me labores, et adimpleas omnem meam petitionem, juxta meum velle et votum meum, in negotio et causa mea. Amén".
Terminado el conjuro se te aparecerá Guland, el demonio de la envidia, al que debes dirigirle las siguientes palabras:
"Por el gran Tetragrámmaton te mando me concedas los terribles secretos que por tu maldad has adquirido".
El Espíritu te exigirá tu firma trazada con sangre tuya sobre un pedazo de pergamino virgen. Tú le mostrarás la tirilla d epergamino, diciendole:
"Observa bien estos signos. Ellos son suficientes para que me concedas al momento lo que te pido".
Echa el pergamino al fuego, pronunciando: "Oxila englabis promodum. Obedéceme al instante".
Guland rugirá de ira al verte protegido por el círculo mágico, pero no tendrá más remedio que servirte sin ocasionarte ningun daño.
La forma en que te dará a conocer los terribles secretos que guarda no puedo decírtelo.
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